22 noviembre, 2024

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Conectividad, hardware y software: cimientos para igualar el acceso a la salud

El poco o nulo acceso a Internet que experimentan distintas zonas del país y un raleado hardware exhiben una estructura de atención de la salud pública argentina con serias dificultades y lejos de los lineamientos de organismos internacionales que establecen que la conectividad universal es el primer paso para alcanzar un escenario de Salud digital igualitario. El diagnóstico revela una urgente reconstrucción del sistema sanitario que siente las bases de las demandas futuras que, pandemia mediante, se evidenciaron de un modo inédito. 

El acceso a la salud es un derecho básico y hoy, garantizar esa accesibilidad, también significa propiciar la conectividad y la disponibilidad de recursos de TI (Tecnologías de la Información); pero la brecha digital es profunda en las instituciones de Salud de la Argentina. Esta realidad, que abre otras brechas que se perciben con mayor crudeza en los territorios, exhibe a San Luis como la provincia mejor conectada y a Salta como la más carente.

El tema urge y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), organismo para la región de la Organización Mundial de la Salud (OMS), acaba de publicar el documento “Ocho principios rectores de la transformación digital del sector de la salud. Un llamado a la acción panamericana” –disponible aquí– en el que establece sus lineamientos para fomentar el desarrollo de la transformación digital de la Salud con horizonte al 2030, en el que la conectividad es el paso inaugural y eje posibilitador.

“Tenemos que dar una nueva mirada a la salud pública, mucho más holística e inclusiva, que considere nuevos factores críticos para el éxito de intervenciones, como la conectividad, el ancho de banda, la interoperabilidad y la inteligencia artificial, entre otros”, sostiene Carissa Etienne, directora de la OPS, en la apertura del documento y agrega que “este enfoque renovado también debe considerar las desigualdades en la era digital para garantizar que ésta no amplíe las brechas en las desigualdades sanitarias”.

La única verdad, es la realidad. Distintas mediciones y estadísticas revelan que el mejor escenario de conectividad de la Argentina se da en San Luis y el peor en Salta, pero en el medio hay una multiplicidad de traspiés y de esfuerzos que pincelan la profunda brecha digital en el sector sanitario, que incluye también el acceso a herramientas de hardware y de software.

En casi la totalidad de los 8.500 Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) y 1.500 hospitales públicos que existen en la Argentina hay dificultades de conectividad, por la falta del acceso o su mala calidad; y falencias de equipamiento informático.

Esta y otras conclusiones fueron recabadas y expresadas en el “Relevamiento de estado de situación de la Salud Digital en Argentina”, documento realizado por los equipos técnicos del Ministerio de Salud de la Nación y que mapea el estado general, tanto de enlaces, como de calidades de conectividad y del acceso al hardware.

Los centros de salud de segundo y tercer nivel suelen tener conectividad de mejor calidad en todos los casos, frente a los CAPS, cuyo ancho de banda varía si está ubicado en un centro urbano o en una zona semiurbana y/o rural dado que, en estos últimos, o carecen de enlaces o poseen conexiones deficientes; tal como se exhibe a continuación, en este gráfico que lo refleja sin pudores:

De ese trabajo también surgieron otros datos que grafican esta brecha: San Luis se destaca por tener conectividad (de igual calidad de enlace) en todos los establecimientos y sólo Santa Fe tiene infraestructura informática por encima del 40% en todos sus niveles.

En el otro extremo, las regiones del Noroeste Argentino (NOA) y Noreste Argentino (NEA) son las que mayores dificultades y desafíos presentan en ambos sentidos y Salta se exhibe como la más carente, tanto en capilaridad de conectividad y calidad de enlace, como en infraestructura informática.

Sobre el hardware, a su vez, el relevamiento arrojó que es insuficiente en los CAPS de casi todo el país y escasamente suficiente en la mayoría de los centros de segundo y tercer nivel.

La disponibilidad de equipamiento informático supera el 60% en los centros de tercer nivel de todas las provincias y “aun así es considerada escasamente suficiente en muchos de esos establecimientos”.

Estos indicadores, impactan también en el uso del sistema informático: más del 85% de los establecimientos de Atención Primaria de la Salud (APS) de zona urbana de las provincias relevadas utiliza algún sistema informático, y los centros de atención primaria de la salud en zonas semi-urbanas y rurales “exhiben un nivel de informatización considerablemente bajo, a diferencia de los establecimientos urbanos”.

En todas las provincias analizadas se emplea un sistema informático. Como mínimo en el 40% de sus centros de atención secundaria y los mejores indicadores se dieron en Santa Fe, Misiones y Neuquén, al encontrarse en el 85% de los centros. NOA y Cuyo, por su parte, son las regiones sanitarias “con mayores desafíos” en el uso de sistemas informáticos en los centros de atención primaria y secundaria.

En los centros del tercer nivel de todas las provincias relevadas se utiliza actualmente sistema informático, con una capilaridad superior al 85%.

Un breve repaso. Es justo decirlo: los esfuerzos del Estado argentino en Salud son muchos y a continuación se repasan sólo algunos de ellos, por ser representativos del trabajo denodado de un sector que debió enfrentar como ninguno la emergencia que impuso la pandemia del Covid-19, pero también la que dejó una gestión presidencial previa, la de Mauricio Macri, que lo arrasó con todo y que hasta descendió al Ministerio de Salud al escalafón de Secretaría.

Aun así, y a pesar de todo, Argentina viene desarrollando una política muy activa en materia de transformación digital, en diferentes frentes. La Red Federal de Salud Digital -plataforma del Ministerio de Salud de la Nación que permite interconectar a los distintos sistemas de información de Salud de todo el país y ofrecer su disponibilidad remota- es uno de esos buenos ejemplos y reúne a muchas de las aspiraciones que OPS plantea en sus lineamientos.

La inversión anunciada en diciembre de 2020 y prevista a tres años involucra el desembolso de $ 4.750 millones, a repartirse en $ 250 millones para conectividad, $ 2.500 millones para equipamiento (hardware, software y licencias) y $ 2.000 millones para capacitación.

Otro buen ejemplo lo da la provincia de Buenos Aires, cuya subsecretaria de Gobierno Digital avanza con su Plan Estratégico de Modernización de la Administración Pública   que apunta a garantizar la accesibilidad y el achicamiento de la brecha digital: disponer infraestructura de las telecomunicaciones y un datacenter; pero también ofrecer recursos informáticos abiertos, entre otras iniciativas que también orientan la gestión hacia la transformación digital.

Mientras que también se destaca cómo el Estado Nacional articuló la emergencia sanitaria, distinguiendo cada necesidad y apuntalando provincia por provincia, y transformándose, al mismo tiempo, en un actor más de la exclusiva cadena de producción de una de las vacunas que aspiran a inmunizar a las poblaciones del mundo contra el Covid-19 y poner fin a esta etapa pandémica.

Asimismo, este agosto de 2021, se consiguió reflotar y otorgar estado parlamentario a un proyecto legislativo que prevé conectar a los casi 8.500 CAPS y 1.500 hospitales públicos de Argentina, cuyo primer tratamiento ya tuvo su turno en el Senado argentino y que, según trascendió, “cuenta con todo el aval del Ejecutivo para que salga”.

Los lineamientos de la OPS. El documento citado al comienzo de esta nota da por sentado que la transformación digital es una realidad “irreversible” y que los beneficios de las Tecnologías de la Información y la Comunicaciones (TICs) “deben dejar de ser dominio de pocos para ser derecho de todos”; y establece líneas de acción estratégicas tendientes a aunar esfuerzos y motivaciones para lograr que la agenda prevista para 2030 se concrete.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es el resultado de la colaboración interinstitucional entre la OPS y la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo propósito es “identificar las acciones conjuntas preliminares entre ambos para guiar y apoyar a los Estados Miembro en la implementación”, y lograr sus 17 objetivos y 169 metas de carácter integrado e indivisible, que abarcan las esferas económica, social y ambiental.

Así, el plan propuesto comienza por aspirar la Conectividad Universal total del sector de la Salud y recuerda la importancia de considerar el acceso y a su ancho de banda como “un nuevo determinante social de la salud”.

La lista continúa con la propuesta de acelerar el proceso de accesibilidad de cara a conseguir una salud digital inclusiva con énfasis en los más vulnerables; implementar sistemas de información y salud digital interoperables, abiertos y sostenibles; transversalizar los derechos humanos en todas las áreas de la transformación digital en salud; participar en la cooperación mundial sobre Inteligencia Artificial (IA) y cualquier tecnología emergente.

Además, establece que la Salud Pública debe contar con mecanismos de confianza y de seguridad de la información en el entorno digital y una arquitectura de TI (Tecnologías de la Información) que propicie su interdependencia digital, es decir, que su transversalidad facilite la articulación con los diferentes aspectos de la gobernanza y la optimización de la planificación estratégica y la gestión de los recursos.

Con todo, la transformación digital es un desafío profundo, que impone la necesidad de resolver la urgencia cotidiana, pero también de proyectar a futuro algo más grande; y en ese fino equilibrio cumplir con las demandas locales y los estándares internacionales. Y todo eso, está en proceso.

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