23 noviembre, 2024

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Julio Aráoz: “Hay una inversión muy fuerte en salud y en la generación de capacidades locales”

Julio Aráoz es el secretario de Ciencia y Tecnología de Formosa y el responsable del Polo Científico, Tecnológico y de Innovación de esa provincia, pero también un promotor de políticas públicas que propicien estrategias de investigación, desarrollo y soberanía tecnológica. En el ámbito de la salud, tuvo el impulso de un contexto de crecimiento, sorteó con éxito las adversidades de una administración nacional pro-ajuste y hoy cuenta con desarrollos de medicina nuclear para diagnóstico por imágenes, producción local de equipamiento médico y una clara decisión de apostar a la formación de recursos locales y a trabajar en la regionalización de las redes de producción.

Al momento de comenzar la entrevista, Julio Aráoz, secretario de Ciencia y Tecnología y responsable del Polo Científico, Tecnológico y de Innovación de Formosa, optó por recordar que, la suya, “es una provincia joven” en relación a que hace sólo 66 años que posee rango institucional por haber sido un territorio en conflicto durante muchos años con Paraguay. Y el dato no es menor para dimensionar todas las necesidades estructurales y de infraestructura posibles que, en tan sólo seis décadas, debieron y pudieron resolver.

Porque “uno no se puede sentar debajo de un árbol, agarrar una guitarra y ponerse a escribir una canción penosa en torno a esto y, como decía Mafalda, hay que arremangarse y preguntar qué hacemos”, resumió el funcionario y pasó lista de los detalles políticos y estratégicos por los cuales hoy Formosa exhibe una planta de procesamiento de Uranio y un Centro de Medicina Nuclear, con soberanía tecnológica y formación de recursos humanos acorde, por mencionar sólo algunos logros.

De las fotos fundacionales. Un hito “importante” en este recorrido fue el acta de reparación histórica de 2003, del entonces presidente de la Nación Néstor Kirchner, “porque nadie se desarrolla en el vacío”, dijo y explicó que ese fue el momento en que el Estado nacional reconoció la falta de inversión allí y apuntó a subsanar con el anuncio de “obras sin precedentes” que cimentaron una plataforma para el desarrollo provincial de largo plazo.

A partir de ese entonces, todo lo demás sería posible, incluido el Plan Estratégico Formosa de 2015, por ser “una idea política que se transformó en ciencia y tecnología” dijo el funcionario aquí entrevistado y razonó que ese motivo fue el que permitió sortear, inclusive, los impedimentos que el paso de la gestión macrista impuso.

Y la estrategia delineada involucró validar las tecnologías a nivel local, primero, para las producciones agropecuarias. Y ese comienzo permitió cimentar las bases de lo que vendría después porque empezó a generar conocimiento local.

“No tuvimos la oportunidad, como otras regiones, de asomarnos al desarrollo con una base de infraestructura consolidada”, dijo el funcionario para resumir que el trabajo y el objetivo también los obligó a pensar soluciones alternativas a la fragmentación que un país federal impone, por ejemplo, porque las carencias estructurales en servicios básicos como luz y gas, los llevó a imaginarse otro lugar desde el que negociar: “Pensamos…por qué no podíamos estar parados del otro lado del mostrador y ser nosotros los generadores energéticos”.

Inclusive, aspiraron a que esta estrategia fuera sostenible y proyectable al futuro, y lo lograron. Así, los primeros centros de validación de tecnologías se multiplicaron y, junto con ese despliegue, los tecnólogos locales con el claro objetivo no crear papers sino soluciones concretas.

El presente de Formosa la encuentra en la punta de lanza de producción de energía nuclear gracias a la reactivación de la construcción de una planta de procesamiento de Uranio, con el “cluster empresario y de materia gris que se genera en su entorno”.

Pasaron cosas.  En Argentina pasaron cosas, dijo alguna vez un falso profeta que, a pesar de haber representado al mayor monumento a la ignorancia, en eso tenía razón: hace unos años y por primera vez en su historia, en el país se desarrolló íntegramente un reactor nuclear de potencia media, Carem, y este equipo de trabajo formoseño propuso emplazarlo allí, acuerdo mediante con la Comisión de Energía Atómica.

“Pero también nos planteamos ir por más, porque además de albergar la planta, creamos un Polo Científico y Tecnológico, con apoyos compartidos como, por ejemplo, del viejo Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, a cargo de Julio De Vido”, reconoció.

La intención de radicar empresas en el Polo está viva y hoy ya alberga la planta de purificación de uranio, el fraccionamiento de oxígeno medicinal de la empresa Avedis, y Smart Energy, que se dedica a iluminación por LED control y generación de energía fotovoltaica.

“A tantos kilómetros del puerto de Buenos Aires hay que poder identificar oportunidades y ayudar a las empresas a radicarse, para luego, acompañarlas”, dijo Aráoz y ejemplificó que, en el caso del oxígeno medicinal se produce a un costo muy competitivo, “porque le mejoramos la logística y estamos trabajando en otros proyectos con ellos”.

El Centro de Medicina Nuclear es un reflejo de los vaivenes del tiempo y los castigos ideológicos, porque aunque el equipamiento estaba disponible desde 2015, la gestión nacional anterior buscó impedir sus avances, aunque sin suerte. La premisa de establecer una red de centros prosperó, “porque las personas en general asocian ese tipo de ámbitos con la oncología y con el tratamiento, pero se olvidan de la potencia de diagnóstico que tiene”.

Otro motivo que impulsó su desarrollo fue la ausencia de medicina nuclear en el territorio. “La pandemia pegó muy duro porque se interrumpieron los viajes de los pacientes que se estaban irradiando, y esto se pagó con vidas”, lamentó Aráoz.

Sin dudas, el Centro de Medicina Nuclear viene a paliar una necesidad profunda de  Formosa y por ello lo construyeron en el mismo predio en que se emplaza en el Polo Sanitario, junto a cuatro hospitales, uno de alta complejidad y uno monovalente, con el objetivo de integrarlo al área de oncología, “sumado a los demás servicios que pueda dar”

“Hay una inversión muy fuerte en Salud, en la generación de capacidades locales y a veces nos preguntan y ¿cómo es que hubo trasplante de corazón en Formosa? … Bueno, haciendo un camino”, resumió Aráoz.

Y la idea de hacer del Centro de Medicina Nuclear una red también, incluyó la idea de potenciar el capital: “Si trabajamos en red se genera conocimiento y fortalecemos el sistema”, dijo Aráoz y adelantó que “en esta etapa se va a poner en operaciones primero el área de radioterapia, porque es la más requerida”.

Educar, siempre. El Polo resume también una apuesta por la “agregación de valor” por ser una herramienta formativa, “que permite ir dejando atrás la privatización de las actividades económicas, creando oportunidades a la población joven a través del conocimiento”, dijo y reforzó la idea de que la apuesta local va por la educación pública de calidad.

Un buen ejemplo es el reciente anuncio de la construcción de un edificio nuevo para el Instituto Politécnico, que hoy dirige el ex director del Instituto Balseiro, y actual responsable de llevar adelante el Balseiro “tropical”, que ya está funcionando.

“Necesitábamos capacitar gente para el Centro de Medicina Nuclear y se armó un sistema de formación y un pos-título para los egresados de las escuelas industriales, pero con profesores de acá, no queríamos importarlos”, destacó Aráoz y agregó que “estamos haciendo formación intensiva en mecatrónica, en desarrollo de software multiplataforma y el año que viene arrancaremos con química industrial, porque si queremos producir alimentos eso es muy importante”.

“Al comienzo de la pandemia, por ejemplo, no sabíamos que iba a pasar con los respiradores, así que desarrollamos uno que en julio ya estaba en condiciones de conectarse a un paciente y que hoy avanza en su habilitación comercial; pero el objetivo no fue ponerlo en el mercado sino hacer una rueda de auxilio porque no sabíamos qué demandaría la emergencia sanitaria”, reconoció Aráoz y ejemplificó la apuesta basada en “consolidar equipos de trabajo de jóvenes que permitan resolver problemas concretos”.

“Reafirmó la importancia del planeamiento estratégico, de tomar decisiones y por supuesto, de persistir con el trabajo en el tiempo para darle continuidad”, que es lo que permite generar el cambio.

De la soberanía. La apuesta también tiene su pata en telecomunicaciones porque apostaron a soterrar fibra óptica con multipropósito: dar conectividad a la seguridad, la salud, el gobierno electrónico y para 2015 esa apuesta ya había tendido e iluminado más de 1.800 kilómetros de fibra, con un datacenter propio, y que ahora retoman con el desafío de ir por más.

El desarrollo estratégico que lleva adelante Aráoz, es, es sus palabras, avanzar con un plan de “soberanía tecnológica”, que tiende a satisfacer todo tipo de necesidades, “generando capacidades locales para resolver problemas”.

“Y esto se hace con personas, que están formadas y capacitadas, que diseñan y desarrollan soluciones a requerimientos concretos”, insistió el funcionario y subrayó que “falta mejorar nuestros vínculos entre regiones e instituciones para sumar capacidad: si yo no puedo desarrollar una válvula, debo poder acordar que la hagan los físicos de la Universidad de Córdoba y que construyan en Buenos Aires; y no que tengamos traerla de China”.

“Ahora, por lo menos, podemos sentarnos a discutirlo porque hace escasamente veinticinco años atrás era ciencia ficción, imposible de pensar porque no teníamos con qué…y hoy sí”, concluyó Aráoz, con la fuerza de la convicción y la prepotencia del trabajo.

 

 

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