Juan Cruz Forgioni es el gerente de Transformación Digital e Innovación de Laboratorios Bagó, y uno de los mentores de que una empresa añosa emprenda un replanteo de sus procesos, de sus jerarquías, de la organización y del negocio. Con la clave de contagiar de entusiasmo innovador a toda la organización, desarrollaron iniciativas que buscan generar ecosistemas que sirvan de “escudo” ante el avance de los gigantes tecnológicos, pero también de incubación de soluciones concretas para todos los actores de la cadena.
“Hay una frase que habla sobre el quedarse parado siempre en el mismo lugar y de la miopía cognitiva colectiva”, comenzó este joven ejecutivo para iniciar el desarrollo de una estrategia que implica cambiar el modelo de negocios de una compañía aun cuando la trayectoria empresaria sea positiva. “Estamos en un momento en el que la tecnología empieza a romper un poco las paredes”, dijo y subrayó que “no estamos exentos que venga un gigante tecnológico y nos cambie las reglas de juego, que no quiere decir que esté mal porque, probablemente, facilite el acceso a la Salud”.
Forgioni describió cómo, a su entender, las empresas de tecnología comienzan a desembarcar en el sector, en Salud y en “farma”, y advierte que son meta tendencias que aceleraron y que exigen al sector innovar en sus estrategias. En el caso de Laboratorios Bagó, se enfocaron en la tecnología como facilitadora de mejoras en la adherencia a los tratamientos y en la conformación de ecosistemas como propuesta de valor.
“Y también, y que creo que hace que nos movilicemos más todavía, es que los gigantes tecnológicos amenazan el statu quo de la industria”, reconoció el ejecutivo y compartió que “hay mucho temor, pero que puede ser en el buen sentido porque logra que desafiemos lo que hacemos en nuestro día a día y que pensemos una estrategia corporativa desde todo aspecto”.
La idea que subyace a este pensamiento va más allá de la adopción de tecnología y tiene que ver con una transformación cultural de la compañía, de sus procesos, de la metodología de trabajo e, inclusive, de tomar riesgos.
“¿Cómo pensamos el negocio dentro de cinco años, con sus estrategias de marketing y con la vinculación con todo el ecosistema, con toda la cadena, con el área farmacéutica, con el área médica? ¿Cuál va a ser el rol del médico o del farmacéutico dentro de cinco años? ¿Cómo se habrá empoderado el consumidor final / paciente dentro de cinco años?, bueno, con eso tratamos de generar escenarios posibles para trabajar sobre propuestas concretas”, explicó.
En este sentido, Bagó profundizó la reflexión y desafíos a lo largo de los últimos dos años; sobre todo, para involucrar a toda la estructura: “No queríamos ser dos o tres pensando en innovación, sino generar una cultura innovación”, explicó Forgioni y marcó la diferencia entre generar un cambio disruptivo y uno sustentable, por la perspectiva de futuro que encierra el segundo.
Una de esas ideas innovadoras pasó por generar un ecosistema en el que se integren las partes de la industria y eso es Labbi, una plataforma en la que todo el negocio interactúa y que hoy alcanza a casi 6.000 de las 15.000 farmacias argentinas mediante una estrategia de “agregación de valor a través de la tecnología pero que no reemplace a los intermediarios, como droguerías y distribuidoras”.
“Es una plataforma que conecta soluciones, un ecosistema de plataformas que intenta interrelacionar y facilitar funcionalidades y que protege toda la cadena de valor, que actualmente es muy conservadora y que queremos que vea a la transformación digital como una oportunidad y no como una amenaza”, señaló el ejecutivo.
“Nuestro objetivo es cuidar la industria, no bloqueando a los gigantes tecnológicos, pero sí ayudando a que cada eslabón se digitalice con las soluciones que tenemos. Ayudamos a las distribuidoras, a las droguerías y, lo más importante, a las farmacias”, dijo y detalló que ven que hay muchas farmacias chiquitas, de barrio, “que no tienen la capacidad de generación de demanda y que su negocio está cada vez más amenazado”. Y entre las soluciones que ahora les proveen incluyen la posibilidad de que la farmacia pueda relacionarse con los consumidores de su barrio.
Así, Labbi, que comenzó como un proyecto interno de e-commerce, tuvo tal éxito que obtuvo su spin off y hoy funciona como una empresa aparte que ofrece soluciones tecnológicas a terceros, y entre cuyos clientes está Bagó. Hoy Labbi es un Marketplace, que trabaja junto a diez compañías y que ofrece seminarios, capacitaciones y contenidos de valor para el sector.
Este proyecto creció tanto que también fue el punto de partida para incubar otros negocios digitales, soluciones e ideas que propicien un esquema de innovación futuro. El Día de la Innovación, que este año desarrollará su segunda edición, es un ejemplo de contagio y desafío continuo, por el cual los equipos compiten con proyectos que, en caso de ganar, son incubados.
Entre las iniciativas se encuentra la posibilidad de que los laboratorios y las farmacias trabajen con el modelo de revenue market, “como si fuese una aerolínea”, ¿Qué quiere decir? Que las farmacias pueden recurrir a los algoritmos para mejorar sus condiciones comerciales, por estacionalidad de producto, por tendencias de consumos por zonas geográficas, u otras.
“Estamos tratando de hacer que cada farmacia tenga una condición óptima, única, y no que todas reciban la misma condición o descuento”. Éste, parece ser sólo el comienzo.