En diálogo con Telemedicina. Salud en línea, Fernando Plazzotta, jefe de Informática para la Comunidad – Médico de Planta de Informática en Salud del Hospital Italiano de Buenos Aires (HIBA), fue claro: “Se perdieron muchas oportunidades de regular y legislar la telemedicina en nuestro país, y ahora hay que actuar en la urgencia. Y en la urgencia, lo primero que debe hacerse es decir que la telemedicina es válida para que ningún financiador pueda elegir no pagar una consulta que se haga de este modo”. Para Plazzotta, la urgencia lleva a legislar a las apuradas y mal. Por eso, exhorta a que todos los actores del sistema de salud asuman el compromiso de, una vez superada esta coyuntura, “trabajar en una buena ley de telemedicina lo antes posible, que contemple los requerimientos y un reglamento para ejecutar en cada especialidad”.
Empujón. La pandemia del COVID-19 es un envión enorme para que la telemedicina tome forma e impuso porque plantea una necesidad que hasta ahora no existía. Es decir, que la gente se quede en la casa, que no vaya al sistema de salud por consultas que pueden resolverse a distancia -y que de esta manera tenga menos chances de contagiarse distintas enfermedades y de contagiar-, que evite la saturación de las salas de espera para evaluaciones iniciales, etc. Asimismo, cobraron relevancia otros aspectos positivos para un país como la Argentina que concentra en su Capital Federal y en la provincia de Buenos Aires la mayor parte de los recursos de profesionales médicos y de centros de salud y de diagnóstico, y de camas de terapia intensiva, entre otros: La telemedicina permite acortar distancias, evitar traslados, realizar consultas con especialistas, planificar la emergencia, asignar turnos, en suma, distribuir más equitativamente los recursos. La contracara del empujón es hacerse cargo que se perdieron oportunidades valiosas de legislar y regular esta práctica para las distintas especialidades y que ahora todo se hará a las apuradas y como salga. Hoy son muchos los financiadores, aseguradores y prepagos que salieron a decir que avalan la https://www.saludenlinea.com.ar/wp-content/uploads/2020/08/business-2-1.jpg. Sin embargo, no es claro en qué términos lo avalan.
Limbo. El escenario de urgencia no resuelve las preguntas de siempre: ¿cuáles deberían ser los parámetros de calidad y las especificaciones técnicas de una herramienta de https://www.saludenlinea.com.ar/wp-content/uploads/2020/08/business-2-1.jpg que permita cuidar a los pacientes, a sus datos, a su privacidad y que garanticen además una buena atención a distancia respetando determinados estándares? “Si hubiera una ley al respecto sería posible certificar estos sistemas. Porque si partís de un sistema certificado, los financiadores pueden asegurarse de que el prestador está usando ese sistema y no que lo está tratando de pasar con una facturación falsa”, ejemplificó Plazzotta.
Otro punto que evidencia la falta de regulación, es decir, de algo que establezca las reglas de juego en la telemedicina, es saber cómo actuar ante el uso compulsivo de herramientas informales por parte de los pacientes. Es decir, si un médico responde hoy a una consulta por Whatsapp ¿está bien? ¿Está mal? ¿Qué debería hacer ante esta consulta? ¿Cómo debería ser el proceder profesional? ¿Debería registrarlo en la Historia Clínica? ¿No debería atenderlo? ¿Es abandono o no de persona si no lo atiende?
Asimismo, ¿qué sucede con las matrículas? Un médico matriculado en Buenos Aires ¿puede atender a un paciente de Córdoba? ¿Dónde se estaría realizando la atención en un caso como ese? ¿Se necesita una matrícula federal?
También se perdió la oportunidad de contar con una buena infraestructura de Receta Digital que valide el fármaco y el médico. “Hoy se están pasando fotos de recetas por Whatsapp”, alertó Plazzotta y remarcó: “Es lo que está impulsando el coronavirus. En la urgencia no podés elegir cómo hacés las cosas. Las hacés como se puede. Ahora no podemos hacer una ley de telemedicina o una de receta digital. El coronavirus empujó que la telemedicina y la receta digital salgan como salieron”.
Barreras. Otro tema relacionado es el de los seguros médicos. ¿Está cubierta la telemedicina o no? Hasta hace pocos meses distintos colegios médicos de la provincia de Buenos Aires advirtieron a sus profesionales diciendo que no los cubrirían si atendían con telemedicina. En noviembre de 2019, la Asociación de Médicos de la Actividad Privada (AMAP) señaló en respuesta al Consultorio Virtual ofrecido a los pacientes por parte del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) que “los programas de telemedicina persiguen por parte de los empresarios de la salud el objetivo de redoblar ganancias, y tienen tres consecuencias gravísimas, como las de romper la relación médico-paciente, atentar contra la salud de la población y precarizar aún más las condiciones laborales del médico del sector privado”.
Los Colegios Médicos fueron también quienes tuvieron mucha resistencia con la telemedicina, argumentando que atentaba contra el bienestar del profesional, la reputación de la profesión y que la banalizaba. También que se trataba de una suerte de “uberización” (N.del E.: en relación a la app Uber) de la medicina. “De lo que no se dan cuenta es que al haberse puesto en contra, permitieron la existencia de muchos canales alternativos que realmente pusieron en riesgo la profesión. Porque hoy nadie puede decir que no usa el Whatsapp, simplemente porque ya no hay alternativa. Y hoy el médico está más desprotegido que nunca, usando Whastsapp, sacando fotos de recetas, enviando mensajes a pacientes de quienes debe confiar que son ellos del otro lado de la comunicación”, ejemplificó Plazzotta.
Futuro. “Estoy seguro que esto va a cambiar, porque tomó fuerza el tema a partir del Coronavirus y soy optimista y que esto va a ser tomado como punta de partida para la confección de una buena ley”, señaló el médico del HIBA.
Sin embargo, la experiencia muestra que no debe hacerse una ley a las apuradas, sino que ésta debe contemplar requerimientos y un reglamento para ejecutar, y esto lleva tiempo. Se debe instar a las sociedades científicas a que generen una guía de buenas prácticas en telemedicina para cada una de sus especialidades (pediatría, clínica, cardiología, cirugía, etc.) y también hablar de ámbitos (programados, no programados, etc.). “De ahora en más se pueden hacer muchas cosas, pero se perdió la oportunidad de hacerlo antes y sobre la base de las necesidades latentes por la experiencia en cada especialidad”, concluyó Plazzotta.