Acceda y experimente la calidad del streaming que propone este desarrollo tecnológico
En el congreso Tecnap 2017 de Neuquén, investigadores de la Universidad de Utah mostraron un desarrollo disruptivo que podía –y puede- revolucionar el acceso a la salud de calidad en todo el mundo. Se trata de algoritmos que permiten realizar streaming de imágenes sin necesidad que éstas estén almacenadas en grandes centros de procesamiento de datos ni contar con equipamiento especial para acceder a ellas. Las imágenes con estos algoritmos viajan por Internet y se acceden desde un browser o App bajo el concepto de “peer to peer”, es decir, como un chat de Whatsapp pero entre sistemas; y además emplean tecnología 3D ¿Qué posibilita esto? Explorar y analizar imágenes en linea, que pueden pesar varias decenas de gigas –como mamografías y otras de diagnóstico médico- hasta niveles de detalle inimaginables con tan poco recurso de hardware detrás (una PC contectada al banco de imágenes y el celular o la Tablet para analizarlas vía Internet). En este link, los lectores encontrarán una mamografía a la que pueden acceder hasta desde el celular o PC y experimentar la calidad del streaming que propone este desarrollo tecnológico.
Con este componente de software, cada uno navega y ve el pedacito, lo que necesita ver y con altísima calidad. Revolucionario porque cualquier centro médico de imágenes puede compartirlas sin grandes inversiones en equipamiento y software. Porque médicos de distintas partes del mundo pueden dar segundas opiniones, y porque se convierte en una poderosa herramienta para potenciar la telemedicina y para desplegar políticas públicas de salud inclusivas. Y aún más revolucionario cuando la gente de la Universidad de Utah quiere mantener este desarrollo abierto a toda la comunidad. ¿Lo han intentado comprar? Claro. ¿Por qué? Porque con este descubrimiento los sistemas propietarios de tratamiento de imágenes médicas podrían perder vigencia y sentido.
Backstage. Después del desarrollo, la pregunta fue cómo emplearlo sin caer en las fauces del mercado que todo lo devora. Fue entonces que se creó la organización ViSUS –www.visus.org- que es la encargada de dar los servicios. ViSUS está presidida por el italiano Valerio Pascucci, director fundador del Centro de Análisis y Visualización de Gestión de Datos Extremos (CEDMAV) de la Universidad de Utah; y está dedicada a brindar apoyo a la comunidad científica con Big Data, herramientas de gestión, análisis y visualización. A través de su sitio Web proporcionan acceso a herramientas y bibliotecas de software de código abierto, como el marco ViSUS (https://visus.org/content/visus-webviewer) y la biblioteca PIDX.
Un argentino es miembro de ViSUS: Gustavo Giorgetti, presidente y fundador de ThinkNet, quien forma parte de esta organización como experto en Blockchain. Giorgetti, un convencido de la potencialidad de Estonia como ejemplo para la transformación digital en el resto del planeta, llevó a ViSUS la idea de implementar la plataforma XROAD de Estonia para dar seguridad al acceso de las imágenes médicas. Lo que hace XROAD es asegurar la confiedencialidad de las imágenes y dar trazabilidad para saber quién consultó las imágenes y para qué. Es una plataforma compatible con cualquier estándar de transmisión y almacenamiento de este tipo de imágenes como puede ser DICOM (Digital Imaging and Communication in Medicine).
Argentina. La telemedicina es una práctica que se apoya en distintas tecnologías de la información y la comunicación; y que la posibilidad de transmitir imágenes de calidad puede ser una gran diferencia en la atención de los pacientes. El caso del Hospital Garrahan es emblemático, pero también lo son el Hospital El Cruce y el Hospital Posadas; sólo por destacar los públicos. La reciente entrevista que realizó este medio a Gabriel Barbagallo, presidente de ACTRA, revela que los privados trabajan en el mismo sentido.
La saliente administración nacional tuvo una iniciativa interesante de interoperabilidad de sistemas médicos para alcanzar la Historia Clínica Electrónica (HCE) a nivel nacional y la posibilidad de que los ciudadanos –tengan obra social, prepaga o nada- pudieran atenderse en cualquier rincón del país y su información médica fuera accesible desde distintos lugares (ver nota aparte en Análisis). Sin embargo, resta un cambio cultural para comprender que dejar que otros sistemas accedan a los datos –de manera segura, confidencial y trazable- es la única posibilidad de democratizar el acceso a la salud. Las tecnologías están preparadas para la revolución. Las empresas, los gobiernos y los hombres aún parecen pensar “en propietario”.