Entrevista al director del Observatorio m-Health, que estudia la usabilidad tecnológica, pero también los determinantes económicos, sociales, éticos y políticos de las aplicaciones de Salud. Su historia, su equipo y sus planes.
El Observatorio m-Health, que se desarrolla en el ámbito de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), está a poco de cumplir su primer año de gestión, existencia e investigación y Telemedicina – Salud en Línea dialogó en exclusiva con su director, Darío Codner, sobre el origen de la iniciativa que es única en su tipo en el país y en la región, sobre los proyectos que llevan adelante, pero, sobre todo, acerca de la mirada que los distingue.
“Nosotros nos preguntamos cuáles son los factores críticos que hacen al uso y a la adopción de las tecnologías digitales por parte de las personas o las instituciones”, resumió Codner sobre la labor de este observatorio académico de aplicaciones móviles para la salud.
Físico, investigador en aspectos sociales de la innovación, la ciencia y la tecnología; desde hace una veintena de años se desempeña como secretario de Innovación y Transferencia Tecnológica en la misma casa de altos estudios que hoy cobija al Observatorio.
Se trata de una iniciativa que todavía no celebró sus primeros doce meses, pero cuya génesis data de mucho tiempo atrás. El suficiente para haberle permitido tender alianzas estratégicas con el E-Health Center, de la Universitat oberta de Catalunya; la Asociación Civil Pallium Latinoamérica, y el ecosistema de salud digital ECHAlliance.
La historia se origina, más precisamente en 2016, cuando Codner era asesor de Zulma Ortiz, ministra de Salud de la Provincia de Buenos Aires entre 2015 y 2017. En ese marco, lo convocaron a una reunión de Gabinete de crisis, tendiente a buscar soluciones al brote de dengue que, por esos días, azotaba al país.
“Al ser físico, en general, tengo una mirada muy rigurosa sobre los datos”, admitió Codner y recordó que ante la exposición de los indicadores con los que trabajaban “descubrí que no servían, que no eran eficientes para tomar decisiones porque, por ejemplo, carecían de garantía de fechas precisas”.
La respuesta de Codner fue creativa, propuso establecer una aplicación médica que reportara el dato en tiempo real “y también empezamos a fantasear con el desarrollo de aplicaciones que permitieran controlar las epidemias… o fue lo que intenté hacer, porque la ministra renunció y el tema desapareció de la agenda política, e inclusive, de la mía”.
Pasaron los días y con ellos los meses y los años, y Codner siguió su trabajo en la universidad hasta que, en 2019, junto a otros docentes de la UNQ comenzaron a trazar líneas de trabajo e investigación conjuntas, basadas en la coincidencia de apostar al desarrollo de alguna tecnología que tuviera impacto social.
“Recordé aquella app y nos pusimos a desarrollar una para el reporte oportuno de casos de dengue en 2019, cuya hipótesis principal se basaba en que los profesionales de la salud tenían dificultades para hacer esta crónica o informe”, repasó este entrevistado.
Al mismo tiempo, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lanzó la convocatoria a un concurso a la que este equipo postuló la app desarrollada y por la que obtuvo el primer premio a la Innovación en Salud: “Los evaluadores, que eran médicos, la valoraban al señalarla como un WhatsApp para los equipos de la salud”, recordó el director del Observatorio.
“Mi vida tiene mucho de azaroso”, sostuvo Codner en este repaso y lo enlazó a este recorrido que cimentó las bases del Observatorio: en un congreso, que se realizaba en Colombia, se encontró con la vicerrectora de Investigaciones de la Universidad de Cataluña; a quien le contó sobre el desarrollo premiado y lo invitó a viajar a España para conocer el centro de investigación en Salud digital que tienen allá. Ya era enero de 2020 y la pandemia por Covid-19 estaba a comenzando a desarrollarse, pero aún, sin la magnitud que con el tiempo desplegó… y cuyo recorrido todavía no cesó.
Ese fue el punto de partida, porque de allí surgió la idea de crear un observatorio y vincularlo con la entidad española como partner en América Latina, “para investigar y para transferir los conocimientos en materia de salud digital desde la perspectiva lo más humana posible”, explicó Codner. La iniciativa se formalizó el 30 de octubre pasado con el objeto general “de transferir conocimiento sobre la adopción y uso de aplicaciones móviles para la salud desde una perspectiva interdisciplinaria”.
“Buscamos comprender los factores que determinan y afectan la adherencia a estos dispositivos, observar cómo las tecnologías modifican de manera saludable o no el comportamiento de las personas”, dijo el entrevistado y subrayó que este último es “uno de los elementos centrales del observatorio”: entender a la tecnología, no como un artefacto tecnológico, sino como una imbricación entre las personas, los valores, los conocimientos, los artefactos, los datos, entre otros.
“Nuestra mirada sobre la tecnología es que tiene determinantes económicos, sociales, éticos y políticos, además de los puramente técnico-tecnológicos y eso hace que pensemos que los dispositivos o que una aplicación móvil pueda modificar el comportamiento de un individuo, para bien o no”.
Para Codner, una aplicación móvil es una tecnología no neutra. Este es un punto central porque el especialista entiende que “las tecnologías tienen dimensiones sociales y de otro tipo, y que lo importante es el modo en que se significan. Es decir, los usuarios les pueden dar significados a las aplicaciones que, originalmente, no fueron contemplados en su diseño”, manifestó.
Entre los proyectos que el Observatorio trabaja se destaca el análisis de usabilidad de la app Mi reloj interno, que busca atender la higiene del sueño y que tomó como punto de partida el estudio sobre cómo la pandemia impactó en el descanso de las personas; aquí, por ejemplo “tratamos ver de qué manera esta app es significada por los conjuntos de usuarios”.
Otro proyecto está vinculado con la asociación Pallium, para el desarrollo de una app móvil para pacientes con cáncer y dolor. “En este caso, estamos interviniendo desde el principio e, inclusive, haciendo las entrevistas para observar qué perfil debe tener la aplicación y todas las demás condiciones con las que efectuar el desarrollo”.
Pero también están iniciando un estudio sobre monitoreo y evaluación de la implementación Historia Clínica Integrada, cuyo reporte alimentará el trabajo del Ministerio de Salud de la Nación, y lo hacen en conjunto con el equipo que se ocupa de la interoperabilidad en la provincia Buenos Aires.
Con todo, la del Observatorio es una iniciativa única en su tipo en Argentina y en América Latina, tanto por su foco de abordaje como por la intención de seguir un poco el camino de sus pares catalanes, que en este momento también sirven de órgano para validar tecnologías. Todo por hacer, todo en marcha y linkeado en observatoriomhealth.ar.
[su_box title=”Hay equipo” box_color=”#332aaf”]“Somos un grupo interdisciplinario que se propone contribuir al desarrollo y adopción de aplicaciones móviles para la salud”, dice en sus fundamentos esta iniciativa cuya misión es “generar y transferir conocimientos basados en evidencias sobre aspectos críticos que inciden en el modo de adoptar y usar aplicaciones móviles para la salud”. Así, junto a Codner, otros perfiles de porte integran el equipo del Observatorio: Ignacio Spiousas, ingeniero Mecánico y Doctor en Ciencia y Tecnología, experto en neurociencia cognitiva y psicología experimental, modelado estadístico y análisis de datos; Esteban Calcagno, doctor en Ciencias Sociales y Humanidades, experto en desarrollo de software y hardware aplicado; Pablo Pellegrini, biotecnólogo y doctor en Ciencias Sociales y Filosofía del Conocimiento, experto en estudios de las controversias científicas y análisis de la producción; Nicolás Rodriguez Altieri, licenciado en Música y Tecnología, experto en desarrollo de Hardware y Software, diseñador UX especializado en desarrollo de aplicaciones móviles; Héctor Pralong, ingeniero, ex-Gerente de Vinculación Tecnológica del CONICET y Coordinador Cooperación Internacional MINCYT, y experto en estadísticas aplicadas a las ciencias sociales. Pero este staff también cuenta con la colaboración de Cintia Speranza, licenciada en Economía y experta en gestión de políticas públicas en salud digital y fortalecimiento de los sistemas de información, hoy directora Nacional de Sistemas de Información en el Ministerio de Salud de la Nación. A su vez, la participación de Marta Aymerich Martínez, médica con mucho recorrido en salud pública y conocimiento en políticas de investigación; de Carmen Carrion Ribas, bioquímica especializada en evaluación de intervenciones en salud móvil; y de Sandra Casas, doctora experta en el desarrollo de software. [/su_box]