14 marzo, 2025

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Los relojes inteligentes y su carrera por convertirse en dispositivos médicos

Recientemente, Google anunció que su Pixel Watch 3 recibió la autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para su función de detección de pérdida de pulso, que ya estaba disponible en la Unión Europea desde septiembre de 2024, y que se habilitará para los usuarios en Estados Unidos a fines de marzo de 2025. Con esta aprobación, Google se suma a Apple y Samsung en la carrera por convertir los relojes inteligentes en dispositivos médicos.

Pixel Watch 3 sin ser un dispositivo de grado médico, tendrá la capacidad de operar como un aparato de respuesta médica activa, algo que refuerza la tendencia de los relojes inteligentes a su potencial uso como herramientas de intervención en emergencia debidamente protocolizada. La nueva funcionalidad ofrece monitoreo de bienestar a intervenciones médicas, a través de la combinación de algoritmos inteligentes con sensores biométricos que permite detectar eventos críticos con mayor precisión.

La tecnología utiliza sensores de luz infrarroja y roja para monitorear la actividad cardíaca en tiempo real. Si el sistema detecta una posible ausencia de pulso, activa un protocolo basado en Inteligencia Artificial (IA) que confirma la falta de pulso con sensores adicionales, evalúa i hay movimiento en el usuario, ejecuta un contador para verificar si hay respuesta; y si no detecta signos de vida, contacta automáticamente a los servicios de emergencia y envía la ubicación.

Según María Isabel Íñigo Petralanda, coordinadora del Comité de Ética en Investigación de la Universidad Católica Argentina (UCA), del Instituto de Bioética de la UCA, las ventajas de esta funcionalidad incluyen “la rápida y automatizada intervención en emergencias, la reducción del tiempo de respuesta en eventos críticos, el uso de IA para minimizar falsos positivos y la mayor accesibilidad a tecnologías de monitoreo avanzado”; y destacó como desafíos “los posibles falsos positivos y alertas innecesarias, la dependencia de la batería y la conectividad, y la privacidad y manejo de datos médicos sensibles”.

La especialista resaltó, además, que si bien este avance refuerza el papel de los relojes inteligentes en la detección temprana de problemas de salud junto con otros como ECG, detección de caídas y monitoreo de apnea del sueño; y se consolidan como aliados con potencial preventivo “no son conclusivos para la toma de decisión médica”. Y que la aprobación de la FDA no significa que la entidad consideró que el dispositivo

demuestra ser seguro y efectivo para su uso en la población, sino que “se obtiene a través del proceso 510(k), donde el fabricante debe demostrar que su dispositivo es sustancialmente equivalente a otro dispositivo ya aprobado en términos de seguridad y eficacia”.

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