ÜMA Health, la plataforma de telemedicina que usa Inteligencia Artificial (IA) para realizar diagnósticos cardíacos, fue un paso más allá en las propuestas para diagnosticar a distancia y logró que una selfie bastara.
En este caso, el ojo médico es un algoritmo y parece ciencia ficción, como sucede con casi todos los avances que las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) facilitan, porque cualquier usuario puede tomarse una autofoto con un teléfono inteligente y, tras responder un breve cuestionario, acceder a un pre-diagnóstico sobre la probabilidad de padecer una enfermedad cardíaca. Luego, la oferta se completa con una consulta médica a distancia, con costo.
Según calcula la empresa, la certeza del resultado oscila el 70% y se produce al analizar de forma inteligente determinadas condiciones físicas del rostro, como forma y color que, junto a las respuestas otorgadas por la persona en el cuestionario propuesto, el sistema puede deducir el bajo, moderado o alto riesgo cardíaco estimado. Y, aunque no tenga una totalidad de certeza, sirve como alerta e invita a convalidar el dato con un médico.