En diálogo con Telemedicina-Salud en línea, Alejandro Mauro, Médico Jefe de Transformación Digital en Clínica Alemana de Santiago, en Chile, repasó su carrera que lo llevó a vivir 13 años en Chile, de los cuales 11 lo hizo para la Clínica Alemana y sigue haciéndolo, aunque ahora desde Argentina, en remoto. Alejandro es argentino, al igual que su esposa que también médica. Obtuvo su título de médico en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y se especializó con el programa de residencia en informática médica en el Hospital Italiano de Buenos Aires (HIBA). Actualmente, comanda la transformación de Clínica Alemana desde Bahía Blanca, Argentina, y es uno de los principales responsables de que ese centro de salud obtuviera el premio ESE Business School Chile a la clínica más innovadora del país. Hoy, cuando se le pregunta por los métodos para alcanzar la transformación digital, no duda: “el fracaso es parte de la dinámica de la innovación” (ver recuadro al final de esta nota).
Formación. La industria de la salud es incomparable. La complejidad inherente de los procesos de salud no asemeja con ningún otro segmento de la economía. “Por eso la importancia de alguien que se empape del tema y de la problemática”, destaca Alejandro y pone en valor la formación en informática médica. Para quienes quieran encarar la transformación digital en una organización de salud, Alejandro recomienda: “si tienen una arritmia cardíaca severa, consulten a un cardiólogo y no a un dermatólogo”. En este sentido, explicó: “Esto para la gente en general es entendible, pero en salud digital muchos hablan desde un lugar de saber y es parte de la problemática, ya que la falta de conocimiento concreto sobre las TICs aplicadas a la industria de la salud, hacen al sistema que padecen hoy pacientes y médicos”.
Alejandro destacó la importancia de la formación en informática médica. De hecho, como residente también fue parte de la transformación del HIBA. Además, fue consultor en clínicas de Argentina y del extranjero, algo que lo llevó a conocer sistemas e implementaciones muy diversos. La especialización en informática médica hoy cuenta con una etapa básica multidisciplinar que permite tomar decisiones de forma más consciente, administrar mejor los recursos y sacarles más rédito. “Para eso hay que formarse porque de lo contrario vas a fracasar en intentos que ya fracasaron en todos lados y no impactan en innovación porque el fracaso fue por desconocimiento”, aclaró.
Contingencias y apoyo. Consultado por las principales trabas que encontró en el camino de la transformación, dijo que “principalmente, lograr que el resto entienda que esto no es un programa que se instala, se explica cómo funciona y listo, porque la banalización de la adopción tecnológica está a todo nivel”. En este sentido, reconoció como fundamental que la dirección médica de Clínica Alemana “siempre tuvo en claro que aquello que planteaba el departamento de transformación digital era el camino que se tenía que debía seguirse”. El hecho de contar con un Departamento de Informática Biomédica, habla de la conceptualización que tiene la dirección médica.
Otra traba es un error común que es “cargarle el muerto al usuario”. La dirección de informática debe responsabilizarse y entender que muchas veces hay que equivocarse y fracasar para tener un éxito. “Es un mundo complejo, muy complejo, si no estás dispuesto a fracasar, no te va a ir bien, vas a tener que tomar decisiones de otros”. El comprender cómo son las dinámicas de la innovación es un proceso que fue creciendo en conjunto con la dirección médica y la gerencia de TI.
La tercera traba en el camino a la transformación es implementar algo a medias, dejar algunas cosas en papel y otras digitalizarlas, “esto es un desastre porque es incompleto en todos los procesos”, alertó.
Proveedores e integradores. A la hora de contratar las herramientas tecnológicas que servirán para construir la transformación y seguir en ese camino, “lo primero que busco es lo funcional. Lo siguiente es que esa forma de resolver mi problema sea implementable en mi contexto (compatible con los sistemas que tengo) y lo tercero es que el soporte local sea de primer nivel”, enumeró Alejandro Mauro.
“El conocimiento es nuestro valor. La innovación significa probar hasta que dé resultado. Se desarrolla internamente porque es más fácil, más económico y más rápido. Luego se hace la transformación tecnológica de esa solución, desde las menos vanguardistas hasta las más de vanguardia y es donde se sopesan las herramientas tecnológicas disponibles en el mercado”, explicó.
El loop del fracaso y la innovación
El Médico Jefe de Transformación Digital de la Clínica Alemana de Santiago compartió con Telemedicina-Salud en línea, uno de sus mayores fracasos que resultó ser una de las mayores innovaciones con impacto positivo en la organización: “En su momento, en informática médica en todos los congresos se hablaba de los sistemas de RTLS (Real Time Location System, por sus siglas en inglés) que es una solución que permite rastrear la ubicación de una cosa o de una persona en tiempo real. Hace ocho años, cuando lo hicimos, existían dudas acerca de si valía o no la pena implementarlos en médicos y pacientes. Implementamos un sistema ultra sofisticado en la guardia, por medio del cual cuando un paciente llegaba, le dábamos un sensor en una tarjeta el cual iba nutriendo el sistema y las historias clínicas con datos sobre dónde estaba cada paciente y qué consultas o estudios se realizaba luego de ingresar a la guardia. Hicimos lo mismo con los médicos, algo que nos permitía saber con qué paciente estaba y cuánto tiempo. Además, le mostrábamos los resultados de los estudios de cada paciente ingresado por guardia a los médicos en una Tablet instalada en el consultorio donde debía atender a ese paciente. El objetivo de este desarrollo e implementación era lograr que la atención en la guardia sea más rápida y eficiente. Pero lo que sucedió es que se empezaron a perder los sensores, o la gente se los llevaba sin darse cuenta, o se los olvidaba en algún lugar de la clínica y no los llevaba con él cuando volvía al consultorio, o se quedaban sin batería…En suma, una serie de complicaciones que “ensuciaban” el sistema y la historia clínica porque estaban vinculados, perjudicando más que ayudando a la eficiencia. Además, cada sensor costaba USD 80, con lo cual, resultó un fracaso en varios sentidos. El resultado fue que tuvimos que quitar este producto, rearmar la historia clínica para que funcione sin ese input de datos y el aprendizaje fue que no logramos mejorar los tiempos de la guardia, pero lo resolvimos de un modo muy sencillo y mucho más económico: Mandando SMS al médico cuando el resultado de imagen o de laboratorio ya estaba listo. Quitamos las tablets y el médico ya sabe que cuando le vibra el teléfono es porque tiene un SMS que le dice que tiene los resultados del paciente que está en determinado box, los lee y toma la siguiente decisión. Eso fue exitoso. Y hoy atendemos muchos más pacientes con mucha menos espera”.