Editorial. Edición Especial
Podría definirse a la democracia liberal moderna como el régimen político que, mediante el razonamiento público y las instituciones de gobierno reguladas por el control ciudadano y las leyes, busca la libertad y la justicia. Esta concepción es el resultado de luchas antiguas y contemporáneas por una polis libre y justa. Se trata de una democracia política y representativa que está (o debería estar) al servicio del pluralismo cultural y político; buscando garantizar y promover las libertades individuales y la justicia social.
La concepción filosófica de la Constitución Nacional Argentina surge sobre las bases del pensamiento liberal de la época (1853), por lo que el argentino es un Estado de corte liberal y la libertad de expresión es la base del Estado liberal. Según sus defensores más radicales, debe traducirse en el hecho de que todo individuo tiene derecho a expresar sus opiniones, por irracionales, delirantes, chocantes o inmorales que sean, teniendo como únicos límites concebibles los relacionados con el daño directo que pueden producir en un individuo.
En este escenario, los medios de comunicación funcionarían como “mediadores objetivos” entre el poder político y la ciudadanía. Pero lo cierto es que los medios no son entelequias y los periodistas no son objetos sino sujetos y como tales no pueden ser objetivos.
En 1910, Karl Kraus (escritor y periodista austríaco 1874-1936) sostuvo en su libro “Contra los periodistas y otros contras” la idea de que los periodistas son simples propagandistas al servicio de los intereses políticos y económicos de los poderosos, y que su trabajo consiste en manipular la opinión pública para mantener el status quo. “El lector busca información y encuentra en la prensa impresiones tendenciosas y adornadas”, señalaba ya hace más de 100 años. Kraus denunciaba la falta de ética y profesionalismo en el periodismo, la banalidad de los contenidos; y la “corrupción” en el empresario de prensa que “puede cometer todas las vilezas sin tener que arrepentirse de ninguna”.
La calidad de la democracia está intrínsecamente ligada a la formación libre de una opinión, no manipulada. Pero como no existe periodismo independiente, para que esto suceda, es indispensable que cada medio y cada periodista diga desde qué lugar habla y, por qué no, a qué partido o candidato apoya. Es el único modo de que la ciudadanía entienda por qué un candidato está 24 horas por día en un canal de televisión o en otro, por qué él y no otro, por qué una vida vale más que la otra, por qué se sostienen discursos negacionistas sin problemas en los medios de un país que atravesó genocidios, por qué no se repregunta, etc. Mientras que, si bien las redes sociales son algo nuevo que ingresa a jugar en el escenario de las democracias modernas, les cabe la misma lógica que a los medios concentrados y hegemónicos porque también responden a intereses. Pero son justamente los medios concentrados y hegemónicos y sus periodistas los primeros en salir a denunciar limitaciones a la libertad de expresión, y a atribuirse características de “independientes”, “objetivos” y “veraces”.
George Orwell (novelista británico 1903-1959) decía que “periodismo es publicar algo que molesta a alguien. Todo lo demás es relaciones públicas”. Telemedicina-Salud en línea no es un medio político tradicional, pero tampoco es una agencia de relaciones públicas.
Como medio enfocado en reflejar las herramientas que permiten mejorar el acceso a la salud de calidad para las personas, tiene el deber de exhibir y analizar las propuestas de campaña de los candidatos de las dos fuerzas más votadas en las PASO que parecen pelearse por el podio del/la más “ajustador/a” porque impactarán en ese acceso y esa calidad. Y debe denunciar la complicidad de los medios concentrados para que esto sea posible a través del voto popular.
Si bien la democracia permite el disenso, cuando en el razonamiento público se exacerba este disenso con apelaciones a resentimientos y odio, cuando se cuestionan los derechos fundamentales de las personas y sus mecanismos de protección y se cuestiona la institucionalidad básica y las reglas de juego mínimas de la democracia, se están atacando los valores y fundamentos de la democracia.
Escuchar al candidato más votado en las PASO hablar de venta de órganos, de vouchers para estudiar, de eliminar el Conicet y casi todos los ministerios, incluidos el de salud, y a la candidata de la segunda fuerza más votada anticipar su intención de introducir un conjunto de “medidas contundentes” que permitan “hacer más eficiente el Estado” cuando con esas mismas propuestas y hace apenas cuatro años redujeron a Secretaría el Ministerio de Salud, y a ambos vociferar “reducir el déficit fiscal” sin que ninguno de los periodistas de los medios que ambos candidatos visitan asiduamente les pregunte qué significa eso en lo concreto o, si alguno le pregunta aunque más no sea para aparentar hacer su trabajo, ayudarlos a justificar las consecuencias de las medidas, es un atentado a los conceptos básicos de la democracia y a la libre formación de opinión.
A 40 años de recuperada la democracia en la Argentina, es momento de madurar como sociedad y comprender que los medios son actores políticos que se ubican de un lado u otro del arco político y que representan intereses y que muchos de ellos son conglomerados económicos que exceden los medios de comunicación.
En Telemedicina-Salud en línea vamos a decirlo claramente: nuestro interés es que gobierne una fuerza política que defienda los intereses de las mayorías. Defendemos un Estado fuerte, presente e inteligente. No idealizamos ni demonizamos ni al sector privado ni al Estado porque son parte de un engranaje que tiene que funcionar -y por qué no tensionar- para que los conceptos de democracia puedan sobrevivir y guiar a la sociedad. Preferimos siempre una democracia imperfecta a una dictadura. No apoyamos ni apoyaremos nunca a las versiones maquilladas de las dictaduras que llegan al gobierno a través del voto popular manipulado por los medios concentrados de comunicación.
En Telemedicina-Salud en línea entendemos a la salud como la define la Organización Mundial de la Salud (OMS), es decir como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Y suscribimos a la mirada de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) cuando habla de salud digital inclusiva.
En esta edición especial que casualmente llega con el cumpleaños número 4 de nuestro medio, convocamos a referentes de la salud y de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) del sector público, del privado, de la academia y funcionarios, a reflexionar sobre las medidas que anunciaron que tomarían los candidatos de las dos fuerzas más votadas en las PASO si accedieran al gobierno nacional. Les consultamos acerca de por qué es importante llegar a la transformación digital de la salud y si es posible alcanzarla sin un Estado fuerte y presente. El debate está abierto, y nuestra posición como medio más que clara.
Referencias:
La teoría aristotélica de la justicia (Enrique Serrano). Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, México. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-94902017000200002
La libertad de expresión y la búsqueda de la verdad (Monique Canto-Sperber). https://www.cairn-mundo.info/revista-raisons-politiques-2016-3-page-103.htm